miércoles, 17 de diciembre de 2008

SECTOR 40

Un día entre semana en que estabamos viendo la televisión, me entero que iban a poner en TV, el caso mío en un programa que hacia el ICR con el Ministerio del Interior.
Se llamaba Sector 40 y era muy popular, debido a que ponían hechos de la vida real y cosas de
gente que estaban presos. Todos los casos que tocaban eran de causas comunes, no políticas.
El Caso Cuba-Canadá se llamó éste y se formó alboroto en Mecanización, ya que era mi causa.
Todos estaban pendientes del programa y lo vimos en silencio.
Cuando se acabó, todos me preguntaban que me había parecido.
Comenté que el programa era una mierda y enseguida saltó un teniente de esa Unidad y me dijo que tenía que tener cuidado con lo que hablaba, ya que ese era un programa dirigido por el MININT.
-A mí qué me importa quien lo dirige. Todo es una mentira y ustedes mejor que nadie lo saben-, fue mi respuesta.
En el programa utilizaron los nombres verdaderos, pero mi personaje era un guaposo que no sabía ni hablar y que tenía el cuerpo lleno de tatuajes. Siempre odié los tatuajes y hasta en una ocasión en Quivicán tuve una bronca con otro preso porque me dijo que yo era un
comemierda por no tener tatuajes y le dije que para mi entender, solo se marcaban las vacas.
El tipo se ofendió y tuvimos problemas graves que dieron como resultado que le diera un puñalazo.
Yo era una persona medianamente instruída y no hablaba de esa forma.
Por otro lado, "me ponen" como un delincuente tan mediocre, que cuando me arrestaban, me fajaba a tiros con la policía y me hieren en una pierna.
Se lo dije al teniente, que buscara en mi expediente y mirara como sucedieron las cosas.
También me quité la camisa y vio que yo no tenía ni un punto de tatuaje en mi cuerpo.
Si era maestro en Mecanización, ¿cómo era posible que yo hablara de otra forma y no como el que pusieron para hacer el papel de Waldo?
Este programa fue una farsa con la que pretendían adoctrinar al pueblo, como en el caso de los otros diferentes programas que después fueron popularizados en Cuba, llamados "Día y Noche".

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