jueves, 18 de diciembre de 2008

SARITA




Entre tantas fiestas, me acuerdo la de una muchacha llamada Moraima.
Era su fiesta de 15 años y en los ensayos, conocí a una muchacha muy bella llamada Sarita.
Sarita y yo enseguida hicimos migas y el dia de la fiesta nos hicimos novios.
La felicidad dura poco en casa del pobre y esto pasó con Sarita, debido a que sus padres decidieron abandonar Cuba en el año 1967.
Teniamos 16 años y nos entregamos uno al otro sin pensar en las consecuensias que pudieran traer.
Sarita abandonó Cuba con su familia y más nunca supe de ella.
El destino quizo que 34 años mas tarde, me enterara que del fruto de esa relación, tuvo un hijo mio, y cuando dan conmigo y me entero de todo, tres meses mas tarde mueren en la catástrofe del atentado a Nueva York a las Torres Gemelas.
En este ataque, muere Sarita, mi hijo y el esposo de ella. Sarita se fué de Cuba y nunca escribió. Yo estaba triste en Cuba y no me explicaba el porqué del silencio, ignorando lo que estaba ocurriendo, pero resulta ser que el padre, que era diplomático en esa época, al enterarse que estaba embarazada y ser muy religiosos, no quisieron sacarle el hijo y se la llevaron para Alemania, lugar donde la recluyeron en algunos conventos, donde nació mi hijo.
Se crió el muchacho y ella en Europa, sin contactos con el exterior, hasta que Sarita y su familia viajan a New York en el año 1974 y cuando tiene la libertad necesaria, trata de buscarme, preguntando por mi a todo el que me conocía ó indagando de muchas formas.
En ese año, no me encontraba nadie, debido a algo que les contaré mas adelante, pero Sarita no lo sabía y seguía tratando de buscarme.
Un buen día, se dió por vencida y decidió hacer una vida nueva, ya que no pensaba verme mas. En 1980, cuando el Mariel, alquien le dijo que yo llegué por esa vía y vino a Miami, tratando de localizarme, cosa que era imposible, debido a miles de marielitos que llegaron y yo, que tambien vine por el Mariel, fuimos a parar a Fort Chaffe en Alkanzas.
Se volvió a dar por vencida, hasta que en el año 2001, alquien que me conocía de Cuba, viajó a Miami y le dijo en una conversación de una fiesta, que me había visto en la televisión en un programa cubano ó de cosas de Cuba y que si no era yo, por lo menos tenía el mismo nombre,
ya que Waldo no era un nombre muy comun. Trató de comunicarse con todos las estaciones de televisión hispana en Miami, pero no tuvo suerte tampoco.
Alquien le dijo que si yo tenía un programa de televisión en Miami, en el Herald de Miami, tenian que conocerme y asi trató de dar con la sección de farándula del Herald en Español, donde le dijeron que conocian a un tal Waldo Fernández que tenía un programa de televisión en el
canal 17 de Miami y una compañía que se llamaba Marakka 2000 y le dieron el teléfono.
Un sábado, estando yo en la oficina, me llamó y la sorpresa mia fué grande cuando supe quien hablaba, ya que la última persona que pensaba encontrarme en los Estados Unidos, era ella.
Yo tambien traté de localizarla al llegar pero no tuve suerte.
Hablamos durante un rato y como es lógico, salió el tema de nuestro antiguo amor y ella me contó lo del niño, que en ese momento tenía 33 años. Yo me quedé como loco debido a que siempre había deseado un varón y las tragedias de la vida y la famosa revolucion me habian
impedido tener a esa criatura a mi lado. Hablé con mi actual esposa, Chela, e ibamos a viajar a New York a conocer al muchacho y su familia, quienes desconocian tambien la historia del muchacho.
Se llamaba Eduardo. Al morir el padre de Sarita, esta le dijo la verdad a Eddy y este se desesperó al saber que su padre podría estar vivo en Cuba y quería viajar a Cuba, cosa que no hizo, ya que Sarita estaba convencida de que yo estaba en los Estados Unidos y
que algun dia darian conmigo. Sarita tenía tres hijos más, que tambien desconocian lo sucedido años atras y pensaban que todos eran hijos del mismo padre.
Este señor, el esposo de Sarita, crió a mi hijo como si fuera suyo.
El famoso y trágico 11 de septiembre del 2001, Sarita y su esposo, que eran doctores en New York, salian del hospital donde trabajaban, cuando se estrelló el primer avion.
Al ver el desastre, corrieron hacia el edificio donde trabajaba Eddy en el piso 41 y allí se reunieron con el y se hablaban por teléfono con los otros hijos, cuando se estrella el segundo avion que los agarra bajando el edificio.
Esto me lo contaron los hijos de Sarita en los dias del desastre. En este desastre, murieron Sarita, su esposo y mi hijo, al que nunca conocí y con quien hablé 10 minutos en una oportunidad.
Si Sarita no se hubiera ido de Cuba, debido a los cambios de la revolución, nada de esto habría sucedido, pero el destino quiso que nunca lo conociera.
Es una cosa mas que le debo a esa maldita revolución.

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