Estando trabajando en ese taller, conocí a varios "mecánicos" que eran rateros.
Yo les llamaba así debido a que solo robaban boberias.
Una vez los sorprendí hablando de como robarse un camión lleno de herramientas y decian que allí habian miles de pesos.
Para ser personas mayores yo los vi muy pencos y les pregunté que cuanto pagaban por el camion si yo lo sacaba de allí.
-¿Tu estas loco? ¡Eso no hay quien lo saque de aquí!
-No se preocupen y déjenmelo a mi! Si yo lo saco, ¿cuanto me dan?
Se reunieron entre ellos y decidieron darme $ 5000.00
Yo estuve de acuerdo y despues de cuadrar el lugar donde tenía que llevar el camion, cuadré la forma de pago.
Una vez arreglado esto, procedí a llevarme el camión. Ese taller era bien grande y tenía cuatro puertas principales. De verdad no había quien lo sacara de allí por esas puertas, pero había una cerca que estaba tumbada, por donde ni entraban, ni salian carros.
Una noche me ofrecí voluntario para hacer guardia en El Centro. Asi cuadré la cosa y el dia que menos se lo pensaban, saqué el camion, lo entregue y agarre mi dinero.
La que no supo nadie es que nunca le llevé el camión al que se suponía, se lo llevé al amigo que durante años, me compraba las bicicletas y los otros robos.
Los mecánicos sabian que yo me había llevado el camión, pero no como, ni para donde lo había llevado, ni quien pagaba. Todo estaba bien planeado.
Al otro dia se dió el bateo y yo no se de que forma se se enteraron de los mecánicos tenian que ver con esto y cuando apretaron la tuerca, sali yo a relucir.
jueves, 18 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario