viernes, 19 de diciembre de 2008

LA POLLERIA

Al lado de mi casa había una pollería y el dueño que era vecino y amigo de mi papá me encargaba hacerles unos mandados y llevar algunas entregas de pollo a otros vecinos del barrio.
Yo me ganaba unos kilitos los que usaba para comprar muñequitos o postalitas, aunque no me hacía falta, ya que mi papá me los compraba, pero yo me sentía orgulloso de ganar aquellos centavos.
Un buen dia, cerraron la pollería y me quedé sin pincha.
Como siempre le pregunté a mi papá que había pasado y me contestó:
- Hijo no lo vas a entender, pero este pais se está yendo a la mierda con el comunismo que tenemos.
Otra vez oía hablar de la palabra comunismo que se interponía entre mi familia, los muñequitos, las postalitas y yo.
¿Que coño era aquello que donde llegaba se acababa la paz?
El gobierno empezaba poco a poco a intervenir cosas como tiendas, quincallas y pequeños negocios.

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