jueves, 18 de diciembre de 2008

EL CASTILLO DEL PRINCIPE

De allí fuí a parar otra vez al Castillo del Principe.
Nunca me probaron nada y salí bien de la cosa, pero juré que jamas haría nada con nadie, pues la gente se afloja mucho.
El Castillo del Principe, fué otra experiencia pesada, dado que las condiciones de los presos eran mortales.
Para un joven como yo de 17 años, aquello era un infierno.
Allí conoci a un preso muy popular, a nivel de prisiones; Ricardo Corazon de Leon.
Le decian así porque tenía mucho valor al enfrentarse a los guardias y a los mismos presos.
Era un poco analfabeto, cosa que para mi no tenia lugar y le enseñé que el saber no ocupa lugar. Empezó a estudiar y a tratar de que todos los presos comunes no perdieran el tiempo, mientras
estaban en la prision.
Se cuenta que en una de las prisiones de mayor rigor que estuvo, se enfrentó a uno de los guardias mas odiados a nivel de prisión, llamado el Ñato. Este Ñato era un guardia abusador
como muchos y cuando llegaban los presos a la prisión, les prohibía que le llamaran Ñato y les hacia la vida imposible a todos, hasta que llegó Ricardo y le dijo:
-Oye, no creo en tus amenazas, asi que Ñato, Ñatico y Ñaton.
La paliza que le dieron, dió motivo a uno de los famosos motines de la prisión Taco Taco, donde hubo varios muertos.
Yo no viví el Motin de Taco-Taco, pero los cuentos de esa prisión y del famoso motín, eran
legendarios y siempre salian a relucir en cualquier conversación entre presos comunes.

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