Me llevaron preso para una estación de Policía, de ahí, fuí a parar a la Prision del Príncipe y luego a una prision de menores que estaba en 13 y Paseo en el Vedado.
Estando en esta prisión, me fugué una noche para ir a dos cuadras de ahí que estaban tocando el grupo de Rock, Jorge Conde con los Los Kents, muy famoso en ese tiempo y con el que se identificaba toda la juventud de Cuba.
En esa época hubo una fiesta en la playa de Guanabo y donde estaban tocando tambien Los Kents. Era la peor época de persecución de peludos y yo tenia el pelo bastante largo.
Dentro de la fiesta se coló un miliciano imperfecto de los tantos que había y se encarnó en mi y en el baterista, Ringo, todo por tener el pelo largo.
Se le antojó llevarnos preso a Ringo y a mi, pero esos milicianos estaban acostumbrados a hacer lo que les daba la gana, sin tener que rendir cuentas a nadie y sin esperar que el pueblo se les revire. Solamente tenía unas esposas y se las puso a Ringo y nos mandó a salir de la casa.
Al bajar las escaleras, mandó a Ringo adelante, el atras y yo detras de el.
Pobrecito, no sabía lo que le esperaba y cuando íbamos bajando las escaleras, sin pensarlo mucho, le metí una patada en el medio de la espalda y rodó las escaleras abajo, arrastrando a Ringo con el. Estando en el piso, le quité las llaves de las esposas y el revolver que tenía.
Ayudé a Ringo a pararse y huimos de allí antes que llegara la policía que ya habian llamado.
Estuvimos corriendo como dos cuadras. Le quité las esposas a Ringo y nos fuimos de Guanabo, cada uno por su lado.
No volví a ver a Ringo hasta muchos años despues en Miami, donde se reunieron por primera vez, todos los rockeros de Cuba para ver un concierto del Grupo Rockstalgia, que no eran mas que los ex-integrantes De los Kents y el grupo Almas Vertiginosas, otro grupo famoso de los años 60’s.
Al ver a Ringo en este evento, le pregunté si se acordaba de mi y riéndose me mostró sus manos haciendo ademan de tener las manos esposadas.
Volviendo a la prisión de 13 y Paseo, les diré que el problema no fué salir, sino entrar.
No pude, y tuve que esperar toda la noche afuera para poder entrar.
Por las mañanas sacaban a los presos a marchar y cuando empezaron a salir, yo me uní a ellos. Cuando el guardia me vió, me preguntó que donde estaba y yo le dije que adentro.
- Te estuvimos buscando y no te encontramos, me dijo.
-Pues yo no he salido de aquí, le respondí.
Nunca creyeron que me había fugado, ya que en que cabeza cabe que un fugado regrese a la prisión.
Por las mañanas sacaban a los presos a marchar y cuando empezaron a salir, yo me uní a ellos. Cuando el guardia me vió, me preguntó que donde estaba y yo le dije que adentro.
- Te estuvimos buscando y no te encontramos, me dijo.
-Pues yo no he salido de aquí, le respondí.
Nunca creyeron que me había fugado, ya que en que cabeza cabe que un fugado regrese a la prisión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario