Un día había una fiesta en la escuela principal y fueron todos los niños de allí.
En ese tiempo sentí por primera vez lo que era el amor.
Conocí a una niña de mi edad y me enamoré como un perro.
Se llamaba Cruz María. Estudiaba Ballet y era muy bonita.
Yo como un comemierda le escribía cartas y le mandaba corazones pintados con flechas atravesadas y todas esas tonterias de la edad.
Era correspondido y ella me escribía tambien.
En una ocasion le pude dar un besito escondido de todos a a partir de allí, el corazón me daba vueltas.
Ese dia de fiesta, ella estaba con un grupo de amiguitas y yo le daba vueltas y vueltas sin acercarme. En un momento que pasaba cerca de ella, un muchacho mayor que yo, de unos 14 ó 15 años, me dió un cocotazo frente a ella para lucirse con las muchachas de allí.
Al pegarme, tropecé y me caí como un berraco y la escuela entera se empezó a reir de mi y a burlarse.
Yo sentí que el mundo se me caia. Era la verguenza más grande que se podía pasar y me fuí de ahí, casi llorando.
Cuando reaccioné, fuí hasta el merendero de la escuela, pedí una malta.
Despues de tomármela, caminé hacia donde estaba el muchacho y sin pensarlo dos veces, le partí la botella en la cabeza y despues le enterré lo que quedaba de la botella en su cabeza sangrante.
Le dieron un millón de puntos en la cabeza y por diferentes problemas, tuvo que abandonar la escuela.
De más está decir que a mi me expulsaron de la escuela y mi vida empezó a empeorar.
Mi mamá vivía convencida de que yo estaba loco y empezó a llevarme a un siquiatra.
A mi me desesperaba cada vez que íbamos al Dr, pues yo sabía que no estaba loco, pero..
¿Quien convencía a mi mama?
De una cosa si estaba seguro y es que ese muchacho, jamas le volvería a dar a nadie un cocotazo.
Tenia 11 años y me preocupaba eso, el que dijeran que yo estaba loco.
Nadie me comprendía y todos decian que tenía que haber hablado con un maestro para que regañaran al muchacho.
En mi corta edad, no entendía eso y creo que fué una época donde aprendí que la violencia impera.
Siempre he pensado que las cosas cuando se hacen, ya no tienen remedio.
El problema es evitar que se hagan, no arrepentirse despues.
Lo hecho, hecho está.
Años despues me encontré de casualidad a Cruz María y era una profesional.
Creo que doctora. Una mujer muy bella.
Me contó que no pudo seguir los estudios de Ballet debido a problemas con la familia.
Los padres se separaron y ella estaba felizmente casada.
viernes, 19 de diciembre de 2008
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