ERASE UNA VEZ UN CUBANO
© 2006 Waldo Fernández
Nací un 6 de Abril de 1951, y como la vida de tantas personas en Cuba pasé una niñez feliz dentro de lo que cabe en un pais que ya en esa época estaba revuelto...CUBA.
© 2006 Waldo Fernández
Nací un 6 de Abril de 1951, y como la vida de tantas personas en Cuba pasé una niñez feliz dentro de lo que cabe en un pais que ya en esa época estaba revuelto...CUBA.
Son pocas las cosas que recuerdo de aquella época debido a que solo tenía 7 años, llegando a los 8 cuando el triunfo de la revolución en 1959.
Mi niñez trascurrió de cumpleaños en cumpleaños hasta la llegada de Castro.
Cuba cambió. Mi casa cambió, mi familia tambien.
Mi padre, Emilio, era un hombre con un humor extraordinario y una de las personas que con el transcurso de los años, todo el que lo recuerda, lo hace con cariño. Escribía artículos de farándula para revistas de cine con un humor, que hasta las películas malas, te daban gracia ir a verlas de la forma en que las "criticaba".
Entre tantos hobbies, era un hombre que sabía de todo un poco y muy emprendedor.
Muchos decian que era aprendiz de todo y maestro de nada, pero el seguía haciendo lo que le daba la gana y feliz. Esto le daba dinero para mantener a su esposa y tres hijos que estaban en escuelas privadas.
Mi mamá, Adamina, siempre fué ama de casa y desgraciadamente, no sabía hacer más que coser para la calle y los quehaceres de la casa. Pero bueno, de esta forma criaron a sus tres hijos mayores y al otro que llegó con la revolución.
Mi niñez trascurrió de cumpleaños en cumpleaños hasta la llegada de Castro.
Cuba cambió. Mi casa cambió, mi familia tambien.
Mi padre, Emilio, era un hombre con un humor extraordinario y una de las personas que con el transcurso de los años, todo el que lo recuerda, lo hace con cariño. Escribía artículos de farándula para revistas de cine con un humor, que hasta las películas malas, te daban gracia ir a verlas de la forma en que las "criticaba".
Entre tantos hobbies, era un hombre que sabía de todo un poco y muy emprendedor.
Muchos decian que era aprendiz de todo y maestro de nada, pero el seguía haciendo lo que le daba la gana y feliz. Esto le daba dinero para mantener a su esposa y tres hijos que estaban en escuelas privadas.
Mi mamá, Adamina, siempre fué ama de casa y desgraciadamente, no sabía hacer más que coser para la calle y los quehaceres de la casa. Pero bueno, de esta forma criaron a sus tres hijos mayores y al otro que llegó con la revolución.
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