viernes, 19 de diciembre de 2008

EL TRENCITO ELECTRICO


Una vez de casualidad, jugando a los policias y ladrones con un amigo mio, me metí en el pasillo de esas casas abandonadas y empuje un aire acondicionado y este cayó hacia adentro, dejando un hueco por donde cabía yo perfectamente.
Si pensarlo dos veces me metí allí y vi que la casa estaba llena de efectos eléctricos y cosas para el hogar que ya empezaban a escasear en Cuba .
La familia que vivia allí era de un Abogado con su esposa y tres hijos, los cuales se fueron del pais, dejando todos sus pertenencias dentro de la casa.

Lo primero que me llamó la atención fué un tren eléctrico con el cual yo jugaba cuando estaba el dueño allí. Me lo llevé para mi casa y como yo tambien tenía uno, nadie vió la diferencia de vagones y locomotoras.
En esos dias monté todos los vagones en el portal de mi casa y mi papá, me llamó aparte y hablando de la situación del pais y la que estabamos viviendo me preguntó si se podía vender el tren para sacarle unos pesos, ya que la cosa estaba mala.
Me prometió que si la cosa mejoraba, el me compraba otro en el futuro.
Yo le dije que si, que no había problema y le expliqué que parte de ese tren lo había cojido de la casa abandonada. El me preguntó que como yo me había metido allí.
Le expliqué todo y le conté de todas las cosas que había allí adentro.
Mi papá se quedó frio y me dijo que llevara papel y lápiz y le apuntara todo lo que había en esa casa.
Así lo hice y cuando el vió la lista, me dijo que no había necesidad de vender el tren, si yo sacaba algunas cosas de la casa.
Yo le pregunté si no traería problemas y el me respondió que no, que si me cojian, sería otra travesura de muchachos a las cuales los vecinos estaban acostumbrados.
Pero me hizo jurar que en ningun momento yo podría decir que él me mandó, pues eso sería más serio y le traería problemas a el y se lo llevaban preso y mucho menos, decírselo a mi mamá ..
Yo estuve de acuerdo y enseguida empecé a trabajar sin saber que esas fechorias darian lugar a una carrera que seguiría con los años.
En menos de tres ó cuatro dias dejé la casa vacía.
Las cosas que no cabian por el hueco las saqué por la puerta del fondo y las llevaba para el patio de mi casa que era bien grande.
Allí mi papá tenía un tallercito, donde arreglaba cosas y todos los fachos iban a parar allí.
Lo que más rápido se vendía eran las bicicletas y al darme cuenta de eso, empecé a robar bicicletas del barrio.
Cuando llevé la segunda, mi papá me puso el grito en el cielo y me dijo que eso estaba mal hecho, pues había una diferencia entre robarle al gobierno lo que se había robado y robarle a la gente y otros niños como yo, sus bicicletas.
Entonces conocí a una persona que tenía un taller de bicicletas y me dijo que me daba $60.00 por cada una que le trajera.
Allí hice una fortuna, pues casi todos los dias me llevaba una.
Mi papa estaba ajeno a todo esto.
Nunca tuve problemas con las bicicletas y logré reunir una cantidad fuerte de dinero que no sabía que hacer con ella, pues no había donde gastar ese dinero y más un muchacho de mi edad.
Nunca vendí el tren, todo lo contrario, al acabarse las cosas de esa casa empecé a meterme en otras.
En fin yo creo que en esa época fuí el terror de las bicicletas en Santos Suarez y de la organización de Recuperación de Valores del Estado.
Yo en mi mundo de fantasias pensaba que era Arsenio Lupin ó Rafles, el ladron de las manos de seda.
Siempre tuve cuidado en las cosas que hacía y nunca lo comenté con amistades.
En varias ocasiones en que me metía en las casas abandonadas, encontré dinero
escondido en colchones y dobles-paredes.
Nunca se lo dije a nadie y fuí acumulando ese dinero. A veces sacaba un poco para comprar muñequitos (comics) de Superman, El Llanero Solitario y todos los muñequitos que todavía vendian en la calle en algunos lugares.
En una ocasión se aflojó la cosa otra vez para mi papá y no había dinero en la casa.
Yo con tanto dinero escondido y no saber como hacerlo llegar a el sin que supiera que era yo.
Un día le dijo a mi mamá que iba a arreglar el carro que teníamos (un Chevy 57) pisicorre
(Station wagon) Sabía que se iba a meter debajo del carro y me las arreglé para poner mas de $10.000 en un paquete que el se encontraría .
En efecto cuando se metió debajo del carro, empezó a limpiar el suelo para poner una frazada y allí vió el paquete. Estaba tan bien envuelto que le llamó la atención.
Cojió el paquete y se metió en la casa.
Fué directo al baño y enseguida salió gritando:
-Vieja!!. No vas a creer lo que pasó!
Le enseñó el dinero a mi mamá y los dos gritaron de alegría.
Pero la alegría dura poco en casa del pobre.
Frente a donde estaba el carro había tambien una casa sellada por el gobierno y mi mamá pensó que ese dinero era de los Doctores que vivian allí y que prefirieron botar el dinero que dejárselo a la revolución.
Revolución fué lo que se formó cuando mi papá explotó y le dijo a mi mama hasta del mal que se iba a morir.
-Gracias a tu revolución estamos viviendo como miserables!!- gritaba mi papa.
-Miserables, pero con dignidad-- respondía mi mamá.
-Adamina, este es el final. Si tu le hablas a alquien de este dinero, se acabó el matrimonio y se acabó todo. No te soporto mas, ni a ti, ni a tu revolución!
La cosa se quedó tranquila y Adamina no dijo nada de nada.
Mi papa cojió por norma, no hablar más de los negocios, ni de ningun dinero que aparecía, aunque fuera legal en frente de mi mamá.
Papi tenía un amigo que vivía en una casa cerca y que tambien tenía un patio grande donde había un garaje en el que cabian 4 carros. Este amigo, Filiberto, era cómplice de fechorias con mi papa y todo lo que "aparecía" se empezó a llevar para allá.
El único que sabía esto era yo, ya que papi confiaba en mi para todo.
Una vez me dijo:
-Cuando seas grande, nunca me vas a perdonar que te haya criado en este pais miserable y no nos fuéramos como tanta gente lo ha hecho. Solo el amor que le tengo a tu madre y el concepto de lo que es un matrimonio católico, me mantiene al lado de tu madre. Y tambien el amor por ustedes cuatro,- decía refiriéndose a mis hermanos y a mi.
Efectivamente, muchos años despues, le sacaría en cara que no hubieran abandonado el pais cuando se tuvo la oportunidad.
Como vi fácil la situación en que le entregué el dinero a mi papá y yo tenía muchísimo más, fuí ideando varias oportunidades para dárselo. Mi papá y Filiberto invertian el dinero en varias cosas, las cuales daban dividendos. Yo pensé que si tuvieran más, pues más dinero iba a entrar a la casa. y me decidí a dárselo todo poco a poco.
De la noche a la mañana mi papá empezó a encontrarse dinero en diferentes lugares y una vez lo comentó con Filiberto.
-Ya esto es demasiada casualidad. Tu tienes que ver algo en esto.
-Emilo, te juro que yo no se de que estas hablando-, respondía el.
-Que casualidad que en el momento que entro a mi carro, me encuentro otro paquete con dinero. El único que sabía que yo iba hacia el carro eras tu y mi hijo Waldo .....
Al decir eso me mira y yo sonreí. Allí nos entendimos.
Salimos juntos hacia Guanabo y por el camino me dijo:
-Ahora yo quiero que tu me digas de donde ha salido tanto dinero. Yo seré comemierda, pero no tanto.
Le dije que el dinero estaba en una de las casas en que me metí, dentro de una maleta y que yo lo tenía guardado en una casita que teníamos en los altos de una mata frente a la casa.
Lo cual no era mucha mentira, ya que en muchas ocasiones encontré dinero y una maleta escondida en un doble fondo de una casa junto con joyas y cosas así.
-¿Por qué no me lo dijiste antes?,- preguntó
-Porqué pensé me regañarias si sabías que me había robado el dinero, le respondí.
Allí se puso a llorar y desde ese día fuimos más amigos, que hijo y padre.
Nunca le dije lo del robo de las bicicletas hasta muchos años despues.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario