jueves, 18 de diciembre de 2008

LOS CORDEROS

Vladimir me decía que yo no podía continuar así y que iba a ser toda mi vida carne de presidio.
A mí no me importaba, ya estaba cansado de tanta jodedera.
Y creo que prefería estar preso que acatando las leyes que el mismo pueblo ponía.
Estas leyes no aparecían en la Constitución, ni en la Gaceta Oficial, pero la gente las hacía.
Gente como la policía, los presidentes del Comité de Defensa y todo el que tuviera un cargo en Cuba. Por eso Cuba estaba así. Cualquier comemierda ponía una ley y el pueblo la acataba como corderos. Siempre he dicho que el pueblo de Cuba tiene lo que se merece.
Nunca conocí a nadie como yo y solo se acercaban a decirme que me portara bien y que hiciera lo que me mandaban.
-¿Por qué? – Era siempre mi respuesta.
Todo el que me conocía decía que estaba loco. Yo sabía que no era así.
Si uno tenía problemas, te miraban mal, pero a mí no me importaba eso.
Yo no entendía que los “dirigentes” del pueblo pusieran leyes a espaldas de los gobernantes.
Lo peor de todo era que el pueblo acataba cualquier ley y no protestaba.
Solo lo hacían cuando estaban en privado.
La experiencia en Cuba de esa etapa de mi vida, me enseño que el pueblo de Cuba era “cordero”. Nunca conocí a ningún patriota y en varias ocasiones traté de hacer algún tipo de contrarrevolución, pero no podía solo. Era yo contra el mundo y el mundo contra mí.
La gente vivía con miedo y yo quizás en mi ignorancia decidí no hacer nada contra la revolución… ¿Para qué?...
¿Para quién? ¿Para los oportunistas que celebraban lo que estaba pasando en Cuba?
El pueblo se quejaba a escondidas, pero tenían miedo, mucho miedo y se llegó a conformar con lo que le daba el gobierno. Una vez me dije a mí mismo que no se merecían que hubiera cambios.
Lo que había era que irse del cabrón país, y que el pueblo siga con lo que quieren y se joda,
¿Quién los manda a aplaudir todo?
¿Para qué iba a luchar por esta gente que no se lo merecía?
Pero bueno, eso no lo arreglaría nadie.
Prueba de eso es que en una ocasión llevé música a una fiesta y en cuanto llego, se me acerca el administrador del lugar y me dice que está prohibido poner música de José Feliciano.
-¿Por orden de quién?, pregunto yo.
-Eso es una orden que bajó de provincia, me contesta el tipo.
-Entonces, Sr. si Ud me da esa orden por escrito, yo la acato, pero tiene que dármela por escrito.
El tipo se enfureció y me dijo que no tenía que darme nada.
Yo también me encabroné y le dije que como revolucionarios que éramos, tenía que darme esa orden por escrito, debido a que yo también estaba bien integrado y no tenía esa orden.
El tipo estaba mareado y no sabía qué hacer y al final me dijo que pusiera lo que quisiera.
Así era Cuba. Cualquier comemierda ponía una ley y los comemierdas del pueblo lo acataban.
Por algún medio llegó a Cuba la noticia de que José Feliciano había participado el algún evento a favor de los EEUU y enseguida prohibieron su música en la radio local.
En esa etapa de Cuba se prohibió tambien a los cantantes Roberto Carlos, Julio Iglesias y tantos otros que se oian a escondidas en la calle.
En otra ocasión se cuela en mi casa Seguridad del Estado, diciendo que estaba prohibido poner antenas de televisión para ver los programas de los Estados Unidos.
La presidenta del CDR llamó a la policia diciendo que yo tenía unas antenas escondidas para hacer contrarevolucion.
Yo le pregunté al agente en qué parte de la Gaceta Oficial o en qué párrafo de la Constitución de la República estaba escrito eso y no supo contestarme.
-¿Quién es Ud. Para violar una constitución firmada por Fidel Castro?, le pregunté.
Los tenía mareados y no sabían a ciencia cierta quién yo era.
Dias despues se apareció el mismo agente que fué a mi casa, a pedirme si yo le podía facilitar algun plano para construir las antenas.
Eso pasaba mucho, debido a las infiltraciones de un lado y de otro.
Cualquier comemierda era de Seguridad del Estado y ellos se creyeron que yo era uno de ellos.
En esa etapa de mi vida estabamos hacienda una obra de Teatro en una Iglesia y conocí al cura de la misma que era de Matanzas. Este cura estuvo siempre vigilado por problemas en Matanzas y lo enviaron para La Habana. Tenia un VW del 1972 en el 1972. O sea un carro del año en Cuba. El Padre Francisco, se tiene que ir de viaje a Canada y me deja el carro para que se lo cuidara. Imagínense, yo en el 72 con un carro de chapa diplomatica (Vaticano) Tenía a la gente mareada y todos pensaban que yo trabajaba para el gobierno.
Hasta mi familia me preguntaba de donde yo saqué ese carro y yo nunca le daba alguna respuesta.
Con ese problema crecí en Cuba. Las cosas que hacía eran para muchos cosas de loco, pero yo sabía que no y mucha gente decían que si yo no estaba loco era de la Seguridad.
En fin, yo me aprovechaba de la ignorancia de muchos.
Una vez, leyendo una revista Mecánica Popular, vi un modelo de antena para coger canales a más de 200 millas y me dediqué a construir una. Cuando empiezo a averiguar, me encuentro con ingenieros que sabían de eso y me dan planos de antenas para poder ver los canales de Miami.
Ese fué otro negocio, ya que no solo veía los canales, sino que construía antenas para otras personas. Llegué a ver entregas de premios Oscar y muchas cosas de Miami.

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