miércoles, 17 de diciembre de 2008

PRISIONES DE MATANZAS

A los pocos meses me sacaron en cordillera para Matanzas, a una prisión llamada El Castillo de San Severino.
Ninguna prisión es buena, pero esta también estaba del carajo.
Las condiciones no eran tan malas, pero estaba muy lejos de la familia y no recibía visitas seguidas, solo cada dos meses.
Estando allí en el Castillo, se formó un motín y vi a varios presos revirados contra los guardias. Hubo dos muertos y la guarnición completa estaba armada y dando golpes.
Decidieron separar a todos los que estabamos allí y empezaron algunos traslados de prisión.
De allí fuí a parar a otra prisión en Matanzas que se llamaba Auica.
Salí de Guatemala para entrar en Guatepeor.
Las condiciones eran pésimas también y no conocía a nadie, así que me dediqué a estudiar.
Siempre que podía en mis ratos libres, que eran muchos, leía o estudiaba cosas que nunca di en el colegio. Siempre he sido autodidacta en muchas cosas, y eso me sirvió en el futuro y más todo el tiempo que estuve preso en Cuba.
Allí conocí a un joven más o menos de mi edad, con el que hice buenas migas, debido a que era una persona culta y amante del cine como yo. Se llamaba Oscar.
Era técnico de Rayos X y estaba preso por robar la nómina del hospital donde trabajaba.
Un buen día tuvo discusión con otros presos y éstos lo atacaron con armas blancas de fabricación presidiaria.
Yo me metí en la bronca y por lo menos éramos dos contra esos tres que le atacaron.
En la bronca Oscar salió cortado en un brazo y dos de los atacantes resultaron también heridos.
Llegó la guarnición y nos metieron en celdas separadas a todos.
Estuvimos más de un mes en una celda de castigo y por supuesto, sin visitas.
A todas éstas, mi familia no sabía por donde yo andaba. No era fácil mandar avisos, ya que la
correspondencia la sacaban una vez al mes y cada vez que recibían algo mío e iban al lugar, ya yo no estaba. En Auica me encontraron, pero el día que llegaron yo estaba en una celda de castigo. Yo le había dicho a Teresita que hasta que no le avisara, no fuera a ningún lugar. No sé por qué motivo, cuando estás en tus primeros meses de prisión, te trasladan de un lado a otro sin decir ni pío y las familias de los presos se vuelve locos buscándote de prisión en prisión.
Nos sacaron de la celda y nos dijeron que recogiéramos todas nuestras pertenencias, que íbamos de traslado para una prisión de máxima seguridad.

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