miércoles, 17 de diciembre de 2008

PRISION DE GUANAJAY

Las cosas cambiaron despues del motín y tuve la suerte de que me llamaran para trasladarme de prisión.
Yo estaba contentísimo.
Fuimos trasladados para la prisión de Guanajay, antigua Cárcel de mujeres.
Eramos 20 en total y al llegar a esta nueva prisión pasan lista y cuando dicen mi nombre, me mandan a separar y dicen que tenían que llevarme de vuelta para Quivicán.
Yo no creía lo que estaba oyendo. Le pedí permiso al guardia que habia dado la orden para hablar con él y le dije que si de verdad querían reeducar a alquien, era conmigo la prueba de fuego.
Le expliqué que yo no tenía la culpa de los problemas que me acompañaron en Quivicán y le pedí que confiara en mí, que yo no iba a causarle problemas.
Se quedó mirándome un rato y dijo:
-Voy a confiar en ti, pero si tienes algún problema aquí, te envío para Boniato. (Boniato era una prisión en Oriente).
Guanajay no era fácil, pero no era tan trágica como Quivicán.
Si le dabas un puñalazo a alquien, la tranca que te daban era peor que si te daban el puñalazo a ti. Nadie quería fajarse.

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