miércoles, 17 de diciembre de 2008

MECANIZACION

Mecanización era una granja abierta, sin guardias donde todos los presos trabajaban con civiles y donde había talleres generales de todo tipo de reparaciones.
Eramos tres los que fuimos para Mecanización. Al llegar esa misma noche, nos separan a mí y a los otros dos que fueron para un almacén que había al lado de la granja.
Me preguntaron:
-¿Tú eres el electricista?
Le contesto que sí y me dicen que por la mañana me ubicaban en el trabajo que iba a desarrollar. Me ubicaron en una barraca y al otro día a primera hora, me llaman y me presentan al Jefe de Talleres que era un civil y al jefe de los talleres de electricidad, que era un preso político al cual le daban la libertad por ser preso político, pero necesitaban otro electricista para que cubriera su
trabajo.
Era el año 1979 y empezaban a salir presos políticos hacia los Estados Unidos.
Siempre me alegró esto, ya que los políticos llevaban muchos años presos y esta salida era muy buena para todos. Se comentaba que Fidel Castro se estaba volviendo loco y nadie creía lo que estaba sucediendo.
Se abrían las cárceles del país completo para darle la libertad a estos políticos.
Cuando me enteré bien de lo que estaba pasando, traté de remover la mierda y con mi tía Alicia que trabajaba con un abogado, busqué la forma de volver a virar la causa mía, que originalmente la habían puesto como política, pero fué imposible.
Fue la época de los viajes de la Comunidad de Miami y del mundo entero, cuando se abrieron los viajes a Cuba, después de 20 años.
El electricista al que yo tenía que cubrir, era un Guajirito de Pinar del Río que estuvo metido en un alzamiento contra Fidel y estaba sancionado a 30 años. Ya llevaba como 15 preso.
Cuando empezó a conversar conmigo, se dio cuenta que yo sabía más que él de electricidad y así se lo dijo al Jefe de Taller.
Le dieron su libertad y yo me hice Jefe de Taller de Electricidad.
En Mecanización podían visitarte tus familiares cada domingo.
Los trabajadores civiles trabajaban de 7 a 5 de la tarde de lunes a viernes.
Los sábados trabajaban hasta las 12 del día.
Después del trabajo, te bañabas y podías estar viendo televisión hasta la hora que te diera la gana.
No había postas en la única garita principal. Solo un guardia que controlaba la entrada y salida de todos.
Las horas pasaban rápido y yo trataba de estar siempre en el taller.
Un día pregunté por qué no pasaban películas en este taller y me contestaron que como todos salían de pase, las películas las veían en la calle. Me ofrecí y le dije al jefe de reeducación que si me daba un pase especial, le conseguía las películas en el ICAIC, donde trabajaba antes.
Después de estar varios dias hablando de lo mismo, el reeducador, me dio un pase especial y fuí hasta el ICAIC.
Pase por mi casa y recogí a Teresita y con ella me fui para la gestión.
Fue fácil, solo necesitaba una carta de solicitud de empresa a empresa y con eso me asignaban dos películas a la semana.
En Mecanización solo teníamos un proyector que estaba roto. Lo arreglé y cuando me dieron el primer pase, agarré otro de los que me había robado en la escuela Cuba-Canada.
De esta forma teníamos dos proyectores y era mas fácil pasar la película.
Yo mismo iba en un Jeep del ejército a buscar las películas y de esta forma salía a la calle dos veces por semana los martes y jueves.
La segunda vez que fui a buscar películas, me preguntaron si yo podía llevar también películas a la prisión de mujeres Nuevo Amanecer que estaba al lado de Mecanización.
A Nuevo Amanecer le asignaron dos películas diferentes semanales y lo que hacía era que las intercambiábamos.
Esto era divertido, ya que en la prisión de mujeres no habia proyeccionista y yo iba dos veces por semana a pasar las películas. Las mujeres eran un banquete.
Cada vez que entraba a esta prisión las mujeres me gritaban y si le daban una oportunidad, me violaban.
Cuando me daban películas rusas o del área socialista los gritos eran infernales y yo me reía con esas cabronas de los disparates que decían y gritaban.

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