miércoles, 17 de diciembre de 2008

LOS VENTILADORES

Un día que no había mucho trabajo, el administrador me preguntó si podia ir a "Cayo Cruz" (esto era un depósito de basura) a botar unos motores de gasolina inservibles.
Yo le dije que sí y fui para Cayo Cruz con un camión a botar los motores.
Yo nunca había estado allí y me encontré tres motores electricos botados en buen estado, pero
quemados y me los llevé para el taller. Allí, poco a poco, los enrollé (otro oficio que habia aprendido) y despues construí tres ventiladores para el taller, ya que hacían unos calores del carajo.
Le di uno al almacén, otro al administrador y otro para mí.
Un lunes llegué al taller y mi ventilador había desaparecido.
Se lo habían robado.Pregunté a todos y nadie sabía nada.
Yo tenía tremendo encabronamiento, ya que hacían unos calores del carajo. Lo di por perdido.
Un día el administrador se queda botado con su auto que tenía problemas eléctricos y me llama al taller para que lo vaya a buscar a su casa en el Vedado.
El carro estaba allí, pero él no había llegado.
Arreglé el carro y su esposa, muy amable, nos invita al ayudante y a mí a un café y que nos lavaramos las manos. Cuando entramos a la casa, el ayudante me hace seña para que mire para el cuarto que tenía la puerta abierta y cuando miro, veo a la hija que estaba muy buena, parada en la puerta, pero detrás de la puerta, en el medio del cuarto, estaba mi ventilador.
En ese momento llega el administrador -¿Es caluroy le pregunto:
-Es calurosa esta casa?
-No,-me contesta y se da cuenta que la puerta estaba abierta y que yo habia visto el ventilador.
No sabia donde meterse. Tomamos café y nos fuimos para el taller.
Al rato llegó él y me llama a la administracion y me dice:
-Coño, no vayas a decir nada o me van a "tronar". Yo me lo llevé por el fin de semana y pensaba traerlo. Te lo traigo el fin de semana.
- ¿Por qué no te llevaste el tuyo. Tenía que ser el mío con el calor que hace en el taller. No te preocupes, déjalo allá y yo consigo otro.
Ese ventilador dio inicio a un robo autorizado constante mientras estuve en ese taller. Cada vez que hacía falta algo como baterías, gomas o cualquier cosa, se las pedía y no me lo negaba por temor a que yo dijera lo del ventilador.

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