miércoles, 17 de diciembre de 2008

EL MORRO, CINCO AÑOS DESPUES


El Morro no había cambiado. Era la misma mierda que conocí 5 años antes en el 69.
Me llevaron directo para la galera 4 de los bajos de la prisión, después de pasar por el depósito.
La vida en el Morro era la misma monotonía que cuando la conocí.
Hambre, miseria, chinchas, elementos presidiarios, broncas entre los mismos presos, el sol
en la azotea, películas de vez en cuando, en fin una porquería de vida.
Estando allí me enteré que Rómulo y Guillermo estaban en la galera 5 y como conocía a El Lechero, amigo delincuente de la calle y este mandaba allí, lo llamé y le dije que los chivas que estaban en "mi causa" estaban allí.
Les hicieron la vida imposible. Les quitaban la comida, les pegaban, los ponían a limpiar los baños y tantas cosas le hicieron que un día al abrirse las puertas de su galera, salieron corriendo hacia el orden interior gritando y pidiendo "exilio" en otra prisión.
Sus llantos dieron resultado pues se los llevaron para el Combinado del Este, otra prisión que
en esos momentos estaba casi en construcción.
Allí me imagino que fueron felices.
Los meses pasaban y no había juicio. Cuando uno está preso sin condena, la vida es una incertidumbre. Yo al igual que todos los presos, queríamos que hubiera un juicio para salir de eso.
Me fijaron juicio para el 8 de Octubre, fecha en la que por fin, se terminaría todo.
Me llegaron los papeles de la fiscalía. Me pedían 27 años de privación de libertad por contrarevolución y terrorismo.
Esta causa nunca se consumó. Al padre de Rómulo, que fue expedicionario del yate Granma, no le convenía políticamente que su hijo estuviera involucrado en una causa de contrarevolución y cambió los papeles de la sentencia donde estabamos acusados de robo a mano armada con fuerza e intimidación.
A mí me daba lo mismo cualquier nombre que le pusieran a la causa, ya que mi situación no cambiaría en nada.
En estos años había en La Habana dos abogados famosos, que según los otros presos eran los mejores y sacaban o disminuían la sentencia de cualquiera. Uno se llamaba Tomas Aquino y el otro no recuerdo bien el nombre, pero tuvo algo que ver con la defensa de Castro en su
juicio en el Moncada. Creo que su nombre era Aramís Taguada o algo así.
Mi papá se decidió por Aquino y éste lo que hizo fué robarse el dinero y ni siquiera fué al juicio.
Le robó $15,000 por mi defenza.
Tuve un abogado de oficio que me puso el Estado.
El día del juicio fue cómico. El defensor de Rómulo y de Guillermo alegó que ellos dos habían sido
coaccionados por mí, que era un delincuente, para cometer esos robos. Y que Rómulo, cuando estaba robando, se dio cuenta de su error y de lo que estaba haciendo y se llevo el cuadro del Che Guevara para limpiar su conciencia.
Fué peor el remedio que la enfermedad. El juicio fue el 8 de Octubre y se conmemoraba aniversario de la muerte del Che en Bolivia . El fiscal le dijo:
- Como ud va a tener el descaro de involucrar la imagen inolvidable de nuestro Guerrrillero Heroico con el caso delictivo que los trae a uds aquí.
Allí se formó la Guerra de las Galaxias. El juez mandó a callar a Rómulo, y Guillermo se echó a llorar.
Yo solo me reía acordándome del cuadro del Che.
Se acabó el juicio y regresé para el Morro. Teníamos que esperar la sentencia y ésta podía demorar de dos a tres meses.

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