miércoles, 17 de diciembre de 2008

KING KONG

Unos de los casos que más recuerdo es que un día entró otro "Negrón", joven como de 40 años, más de 6 pies y super fuerte. Parecía un King Kong chiquito.
Desde que entró le fué arriba a uno que estaba fumando y le quitó el cigarro que tenía.
Si la gente se reviraba, el negro se fajaba y todos los que lo hicieron salían perdiendo.
Te veía fumar e iba directo hacia el que lo hacía. Si botabas el cigarro, se paraba en seco y no te hacía más caso. Era cómico después de todo. No podía ver el humo.
Entraban gente nueva y sin saber nada prendían un cigarro y allá iba el negro a pedirle que no fumaran.
Un día lo sacan para que lo vieran los médicos y todos prendimos cigarros aprovechando que el negro no estaba. Yo me descuidé y estaba fumando cuando entró el Negrón. Fue directo para donde estaba y sin pensarlo me gritó:
-¡Dame el cigarro!
Yo me cagué. Estaba pegado a la pared y sabía que lo único que podía hacer era darle al descuido, una patada en los huevos, pero me quede paralizado y le contesté:
-Yo no fumo.
Santa Palabra. El negro se traumatizó y me dijo:
-Oh... perdón.
Y con la misma viró la espalda y se fué para una esquina del patio.
Todos se quedaron fríos, empezando por mí. ¿Qué cosa era aquello?
El Negrón estaba loco de remate. Nadie podía creer lo que había visto y los que estaban lejos me preguntaban que le había dicho.
Yo pensé que era suerte que tuve, pero volví a repetir lo del cigarro y cuando me veia, iba corriendo hasta donde yo estaba, pero cuando veía que el que tenía el cigarro, era el que no fumaba, decía lo mismo:
-Oh, perdón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario